Durante tres semanas, Mike y yo nos reportamos a la Sra. Martin y a nuestras tres horas. Al mediodía, acababa nuestro trabajo, y entonces ella dejaba caer pequeñas monedas de diez centavos en cada una de nuestras manos.
Para el miércoles de la cuarta semana, estaba listo para renunciar.
Yo había accedido a trabajar solo porque deseaba aprender del padre de Mike, la manera de hacer dinero, y ahora era un esclavo por 10 centavos la hora. Y para peor, no había visto al papá de Mike desde aquel primer sábado.
“Estoy renunciando”, le dije a Mike en el almuerzo.
Esta vez Mike sonrió.
“¿De qué te ríes?” pregunté con enojo y frustración.
Papi dijo que esto pasaría. El dijo que nos encontremos cuando estuvieras listo para renunciar”
“¿Qué?” dije indignado. “¿El estuvo esperando a que yo me hartara?”
“Algo así”, dijo Mike. “Le diré que estás listo”.
Mi papá pobre me dijo que si no obtenía un aumento, debería renunciar inmediatamente.
El sábado a Las 8:00 am atravesé la puerta de la casa de Mike.
“Toma asiento y espera tú turno”, dijo el papá de Mike, cuando entré.
Finalmente, quince minutos más tarde, a las 9:00 am., padre rico salió y sin decir nada, me hizo señas con su mano para que entrara a su oficina.
“Entiendo que quieres un aumento, o renunciarás”, dijo papá rico mientras giraba en la silla de su escritorio. “Bueno, usted no está cumpliendo su parte del trato”, dije sin consideraciones, casi con lagrimas. “Usted dijo que me enseñaría si yo trabajaba para usted. Bien, lo he hecho. He trabajado esforzadamente. He dejado de lado mis partidos de baseball para trabajar para usted. Pero usted no mantuvo su palabra. No me ha enseñado nada. Me hizo esperar y no me ha demostrado respeto. Soy solo un chiquillo, y merezco ser tratado mejor” “No está mal”, dijo. “En menos de un mes, ya suenas como la mayoría de mis empleados”. “Te estoy enseñando” dijo papá rico calmadamente. “¿Qué me está enseñando? iNada! agregué enojado. “Ni siquiera me a hablado una sola vez desde el momento en que accedí a trabajar con usted por diez centavos la hora. “¡Guau!” dijo papá rico. “Ahora suenas igual que la mayoría de la gente que solía trabajar para mí. Gente que, o bien yo despedí, o renunciaron”.
“¿Entonces, ¿qué tiene para decir?” demandé, sintiéndome demasiado embravecido para ser un niño pequeño. “Usted me mintió. He trabajado para usted, y no mantuvo su palabra. No me ha enseñado nada” “¿Cómo sabes que no te he enseñado nada?”, me preguntó padre rico con calma.
“Bueno, usted nunca me ha dirigido la palabra. He trabajado por semanas, y usted no me ha enseñado nada”, dije casi lloriqueando. “¿Acaso enseñar significa hablar o disertar?” me preguntó padre rico. “Bueno, si”, replique.
“Si aprendes las lecciones de la vida, te ira bien. Si no, la vida simplemente continuará empujándote. La gente, hace dos cosas. Algunos sencillamente dejan que la vida los empuje, otros se ponen bravos y devuelven el empujón. Pero empujan contra su jefe, o su trabajo, o su esposo o esposa. Ellos no saben que es la vida quien los está empujando”
Yo no tenía idea acerca de lo que él estaba hablando.
“La vida nos empuja a todos. Algunos se rinden, otros luchan. Unos pocos aprenden la lección y avanzan. Los empujones de la vida son bienvenidos por ellos. Para estas pocas personas, esto significa que necesitan y desean aprender algo. Ellos aprenden y avanzan. La mayoría abandona, y unos pocos, como tú, luchan”. “Si tú aprendes esta lección, crecerás como un joven sabio, rico y feliz, si no lo haces pasarás la vida culpando a tu trabajo, a tu bajo salario o a tu jefe por tus problemas. Vivirás la vida esperando ese gran golpe de suerte que resuelva todos tus problemas”.
Papá rico continuó. “Por otra parte, si tú eres la clase de persona que no tiene agallas, te rendirás cada vez que la vida te presione. Podría haber hablado hasta que mí cara se pusiera azul, pero ustedes no hubieran podido escuchar ni una sola cosa. Así que, decidí dejar que la vida presionara un poco, para que entonces pudieran escucharme. Por eso les pagué solo 10 centavos” “¿Y cuál es la lección que aprendí al trabajar por sólo 10 centavos la hora?”, pregunté. “¿Que usted es un tacaño y explota a sus trabajadores?”. Padre rico se echó hacia atrás en su silla, riéndose sentidamente. Finalmente, cuando su risa cesó, dijo: “Mejor sería que cambiaras tu punto de vista. Termina de culparme, pensando que soy el problema. Si piensas que yo soy el problema, entonces tienes que cambiarme. Si te das cuenta de que tú eres el problema, entonces puedes cambiarte a ti mismo, aprender algo y crecer más sabio. La mayoría de la gente pretende que todo el mundo cambie, excepto ellos mismos. Déjame decirte, es más fácil cambiarse a uno mismo que cambiar a los demás”
“No entiendo”, dije.
“No me culpes por tus problemas”, dijo padre rico, poniéndose impaciente.
“Pero usted sólo me pagó 10 centavos”
“¿Y qué estás aprendiendo?” preguntó sonriente.
“Que usted es tacaño”, dije con una tímida sonrisa.
“Ves, tú piensas que yo soy el problema”, volvió a decir.
“Pero es que así es”, dije.
“Bien, si mantienes esa actitud, no aprenderás nada. Mantén la actitud que yo soy el problema, ¿y qué elecciones te quedan?”
“Bueno, si usted no me paga más, o no muestra mayor consideración y me enseña, renunciaré”
“Buen punto”, dijo papá rico. “Y eso es exactamente lo que haría la mayoría de la gente. Renunciar y salir a buscar otro trabajo, una mejor oportunidad, un salario más alto, pensando que un nuevo trabajo o un mejor sueldo resolverán el problema. En la mayoría de los casos, no será así”
“¿Y que lo resolvería?” pregunté. “¿Tomar esos miserables 10 centavos y sencillamente sonreír?”
Papá rico se rió. “Eso es lo que las otras personas hacen. Aceptan un salario determinado aún sabiendo que ellos y su familia tendrán que luchar financieramente. Pero eso es todo lo que hacen, esperando algún aumento, en la creencia de que más dinero resolverá el problema. Algunos simplemente lo aceptan, y otros buscan un segundo empleo y trabajan más arduamente, pero siempre aceptando un salario pequeño”
Me senté mirando el piso fijamente, empezando a comprender la lección que él estaba exponiendo. Podía sentir que eso era probar el sabor de la vida. Finalmente levanté la vista y repetí mi pregunta”, “¿Y que resolverá el problema?”
“Esto” dijo, dándome golpecitos en la cabeza suavemente. “La materia que está entre tus orejas”
Padre rico repetía una y otra vez este punto de vista, al que yo llamaré Lección No. 1.
“Las clases media y pobre trabajan por el dinero”
“Los ricos tienen el dinero trabajando para ellos”
De todos modos, el papá de Mike estaba feliz porque habíamos aprendido bien nuestra primera lección. Habíamos aprendido a tener dinero trabajando para nosotros. Al no recibir ningún pago por nuestro trabajo en la tienda, nos vimos forzados a usar nuestra imaginación para identificar una oportunidad de ganar dinero. Al iniciar nuestro propio negocio, la biblioteca de historietas, teníamos el control de nuestras propias finanzas, sin depender de un empleador. Lo mejor fue que nuestro negocio generaba dinero para nosotros, aun cuando no estábamos allí físicamente. Nuestro dinero trabajaba para nosotros.
En lugar de pagamos dinero, padre rico nos había dado mucho más.
Regla única.
Usted debe conocer bien la diferencia entre un activo (Inversión, valor) y un pasivo (obligación, compromiso), y a adquirir, o generar activos. Si desea ser rico, esto es todo lo que usted necesita saber.
Un activo es algo que pone dinero en mi bolsillo.
Un pasivo es algo que saca dinero de mi bolsillo.
FRASES DE RETROALIMENTACIÓN